Esto es lo que, estando en Sevilla, me dijo Rafael "Donga" de un amigo suyo refiriéndose a Córdoba. "Yo antes hacia todo lo posible por salir a la calle las noche de los findes...Ahora rezo porque no me toquen los celtas". ¿Triste?, yo diría que es hasta optimista según como se mire.
Córdoba hace tiempo, si es que alguna vez hubo alguno, que está muerta en muchos aspectos. No citaremos los evidentes, como la tasa de paro, la desigualdad o la mala gestión política. Suficiente tenemos con tener algún dinero para salir.
Vamos a centrarnos en la noche, en el ambiente y en la vida de una ciudad que se precipita a una decadencia pos moderna. Por muchas cruces o patios Patrimonio de la Humanidad que tengamos.
En primer lugar y como he citado antes, he pasado este último fin de semana en Sevilla de la mano de mi buen amiga Mary R. Sayago. Allí, he vuelto a darme otra vez con el muro de la realidad en las narices, ese que tantos cordobeses negamos cuando vamos a otras ciudades y volvemos a negar de vuelta a casa. Granada, Málaga o la propia Sevilla están a años luz de nosotros referente a ambiente y fiesta. Palabra esta última que no me hace mucho chiste pero que es representativa de lo que uno busca generalmente cuando sale: Divertirse. Bien es cierto que hay muchas maneras de divertirse, tantas como personas hay en el mundo, pero señores, en la variedad está el gusto y en otras cosas que paso a comentar:
- Primer problema: la variedad.
Volvamos al caso de Sevilla de nuevo. Una ciudad que conserva elementos socioculturales parecidos a Córdoba pero que, número de habitantes aparte, tan diferente es a la nuestra. ¿Será por el río que nosotros también tenemos?, ¿será por, como decía la canción, tiene un color especial?, ¿será la Giralda o el Canal Sur...? Son y serán mil cosas y la primera es que se saben vender. Nosotros No.
- Segundo problema: Atraer gente, estimular a la que hay.
Sitios como Santa Cruz donde pasear, la Alameda con ese carácter más "bohemio", la Alfalfa donde disfrutar de sus muchos bares o simplemente Triana y sus vistas...son algunos ejemplos de Sevilla. Pero esta fórmula no se queda ahí, también es válida en otras ciudades andaluzas como Málaga con su capacidad para atraer turistas, en parte gracias al mar; Granada, con sus estudiantes, la Alhambra, el Albaicín, calle Elvira, Pedro Antonio, el Realejo etc...
¿Qué tenemos en Córdoba?
Podemos engañarnos y decir Ciudad Jardín y sus 27 bares llenos de mugre con el lema: "cerveza 1,80 € y 27 tapas de pan con ketchup y latas del Mercadona a medio abrir. La Judería (diseñada para el excursionista) y su falta de vida a partir de ciertas horas. La Corredera, Alfaros y la Rivera con sus precios para gente de lo más "alternativa". O los que todavía creen que la avenida Barcelona es la 5th avenue de Nueva York. Siempre nos quedará el centro dirán...
De verdad, no quiero ser pesimista y un reniegas. Hay sitios buenos, muy buenos en Córdoba pero no se venden, no hacen piña y no crean una etiqueta visible desde el exterior.
Tenemos que estimular y definir lo que ya existe, ampliarlo. La iniciativa debe ser pública y privada así como estar coordinada. Necesitamos servicios, sitios concretos, variedad como dije antes. No puede ser que no haya lugar para colectivos numerosos ni transportes distintos al taxi después de las 23 horas. No puede ser que una ciudad con más de 320 000 hab. no tenga una buena disco de rock, de electrónica o de música genérica con horarios after y que tengamos que buscarlas en polígonos de mala muerte. No puede ser que todo se base en dos o tres negocios, generalmente en el centro. No puede ser que no existan salas de conciertos grandes y que el botellódromo esté en la salida de una autovía donde cristo perdió la fe. No puede ser...
No hay ambiente juvenil consolidado, otro problema crónico de la ciudad. Luego saldrá alguien en los medios diciendo que la UCO (Universidad de Córdoba) tiene 14.000 estudiantes, que existen los Erasmus y se ven por todas partes. Llega el jueves noche y una campana invisible suena en toda la ciudad, se llenan los autobuses, los trenes y cada uno a su pueblo "bicicletero". Normal. Llegado el momento prefiero irme a mi casa que quedarme aquí para lo que hay. Una realidad antagónica a Granada donde los estudiantes de fuera si van a su pueblo es para descansar de tanta actividad, recargar fuerzas y volver con las manos llenas de tapes con guisos de sus madres.
- Tercer problema: Pasividad, Inamovivilidad
El cordobés sale a la caseta de su barrio, la cruz de su barrio, la procesión de su amigo y el cotillón en el centro. Dicho así, radical pero cierto. Algunos ejemplos de propuestas en ocio y cultura baldíos así lo atestiguan. Certámenes de música interesantes que pasan de puntillas, festivales internacionales que se llenan de los mismos y nunca son vistos desde fuera, Noche Blanca del flamenco que, a pesar de ser una gran iniciativa, la gente no termina de entender.
Para cambiar esto hay que fomentar un cambio en la propia gente. Otras ciudades no tienen estas propuestas y venden cosas ajenas como propias que luego bien se compran desde fuera. Nosotros, aquí con cara de tonto. De nuestro barrio, al centro y "pa caaasa".
No quiero ser pesimista pero si suena sesgado pregunten y verán. Si suena agorero salgan un día y observen con detenimiento. Hay cosas positivas que no he querido poner, muy cierto, pero para saltar el muro necesitamos ser nuestros peores críticos y dejar de auto-consolarnos. Ni Córdoba es toda un pueblo, ni todos los cordobeses señoritos, ni las cordobesas todas guapas y estrechas. Pero sobre todo...los celtas no son la solución de un sábado noche.
Para empezar, y me incluyo, dejemos de salir diciendo "No hay nada que hacer".
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